La histamina es una sustancia mediadora de los procesos inflamatorios. Este neurotransmisor se sintetiza en neuronas del hipotálamo, desde donde se distribuye por todo el cerebro. Está presente en diferentes regiones cerebrales como el hipocampo y el hipotálamo, y permite una rápida neurotransmisión mediante las neuronas histaminérgicas que pasan por la médula espinal. La histamina es una molécula que actúa en nuestro cuerpo tanto como hormona como neurotransmisor dependiendo del tejido en que se libere.
Entre sus funciones:
- Actúa regulando el ritmo biológico del sueño prolongando el estado de vigilia, es decir, actuando de forma opuesta a la melatonina.
- Incrementa la excitabilidad de las neuronas del sistema nervioso central y ejerce un efecto vasodilatador en el sistema cardiovascular.
- Es esencial en la modulación de la respuesta inmune tanto humoral como celular generando reacciones de inflamación, hipersensibilidad inmediata y alergia, en la regulación de las secreciones gástricas y la motilidad intestinal a nivel del sistema digestivo así como del control de los bronquios y alveolos pulmonares desencadenando broncoconstricción en personas con asma bronquial y otras neumopatías.
- Además de su papel en funciones fisiológicas, la histamina se asocia a enfermedades degenerativas (esclerosis múltiple, Alzheimer, Parkinson).
Los síntomas asociados a los niveles altos de histamina son: dolor de cabeza (migraña, cefalea), dolor de espalda o contracturas, deshidratación de discos intervertebrales, dolor por presión, cansancio, piel seca y/o dermatitis o picor cutáneo, rinorrea, congestión nasal y estornudos, digestiones lentas o pesadas, hinchazón abdominal, estreñimiento y/o diarrea, obesidad no justificada por hábitos alimentarios, alteraciones de la memoria, reacciones asmáticas y acúfenos.