La enfermedad de Alzheimer no tiene tratamiento curativo y los medicamentos actuales (donepezilo, rivastigmina, galantamina, memantina) son de escasa eficacia para conservar la memoria y no están carentes de toxicidad. Se está trabajando en vacunas, que no estarán disponibles antes de una década, por lo que se estima que la mejor forma de intervención es la preventiva, interceptando la enfermedad antes de que se manifieste mediante fórmulas de intervención personalizada.