El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, admite que los investigadores han estado diciendo durante años que la industria de la inteligencia artificial (IA) se dirige a una crisis energética. Es una admisión inusual. En la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, Altman advirtió que la próxima ola de sistemas de IA generativa consumirá mucha más energía de lo esperado, y que los sistemas energéticos tendrán dificultades para hacerle frente.
Un estudio indica que ChatGPT, el chatbot creado por OpenAI en San Francisco, California, ya está consumiendo la energía de 33 000 hogares. Se estima que una búsqueda impulsada por IA generativa utiliza de cuatro a cinco veces la energía de una búsqueda web convencional. Dentro de unos años, es probable que los grandes sistemas de IA necesiten tanta energía como naciones enteras; y no es solo energía. Los sistemas de IA generativa necesitan enormes cantidades de agua dulce para enfriar sus procesadores y generar electricidad. En West Des Moines, Iowa, un gigantesco clúster de centros de datos sirve al modelo más avanzado de OpenAI, GPT-4. Una demanda de los residentes locales reveló que en julio de 2022, el mes antes de que OpenAI terminara de entrenar el modelo, el clúster utilizaba alrededor del 6% del agua del distrito. A medida que Google y Microsoft preparaban sus grandes modelos de lenguaje Bard y Bing, ambos tuvieron picos importantes en el uso del agua: aumentos del 20% y el 34%, respectivamente, en un año, según los informes ambientales de las compañías. A nivel mundial, la demanda de agua para IA podría ser la mitad de la del Reino Unido para 2027.
La industria podría priorizar el uso de menos energía, construir modelos más eficientes y repensar cómo diseña y utiliza los centros de datos. Como demostró el proyecto BigScience en Francia con su modelo BLOOM3, es posible construir un modelo de un tamaño similar al GPT-3 de OpenAI con una huella de carbono mucho menor. Pero eso no es lo que está sucediendo en la industria en general. Es muy difícil obtener datos precisos y completos sobre los impactos ambientales. Todos los costos planetarios de la IA generativa son secretos corporativos celosamente guardados.
Hay lagunas en la Ley Europea de Inteligencia Artificial. Los demócratas estadounidenses, liderados por el senador Ed Markey de Massachusetts, presentaron la Ley de Impactos Ambientales de la Inteligencia Artificial de 2024. El proyecto de ley ordena al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología que colabore con el mundo académico, la industria y la sociedad civil para establecer estándares para evaluar el impacto ambiental de la IA y crear un marco de informes voluntarios para los desarrolladores y operadores de IA. Sigue siendo incierto si la legislación se aprobará.
Para abordar realmente los impactos ambientales de la IA se requiere un enfoque multifacético que incluya a la industria de la IA, los investigadores y los legisladores. En la industria, las prácticas sostenibles deben ser imperativas, y deben incluir la medición y la presentación de informes públicos sobre el uso de la energía y el agua; priorizar el desarrollo de hardware, algoritmos y centros de datos eficientes desde el punto de vista energético; y utilizando solo energía renovable. Las auditorías ambientales periódicas realizadas por organismos independientes contribuirían a la transparencia y el cumplimiento de las normas.
Crawford K. Nature 626, 693 (2024). doi: https://doi.org/10.1038/d41586-024-00478-x.