El trastorno límite de la personalidad (TLP) afecta aproximadamente del 0.7% al 2.7% de los adultos en los Estados Unidos. El trastorno se asocia con considerables deficiencias sociales y vocacionales y un mayor uso de los servicios médicos. El TLP se caracteriza por cambios repentinos en la identidad, las relaciones interpersonales y el afecto, así como por un comportamiento impulsivo, ira intensa periódica, sentimientos de vacío, comportamiento suicida, automutilación, ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés y síntomas disociativos graves (p. ej., experiencia de irrealidad de uno mismo o de su entorno). El trastorno límite de la personalidad suele ser diagnosticado por un especialista en salud mental mediante entrevistas semiestructuradas. La mayoría de las personas con TLP tienen trastornos mentales coexistentes, como trastornos del estado de ánimo (es decir, depresión mayor o trastorno bipolar) (83%), trastornos de ansiedad (85%) o trastornos por consumo de sustancias (78%). La etiología del TLP está relacionada tanto con factores genéticos como con experiencias adversas en la infancia, como el abuso sexual y físico. La psicoterapia es el tratamiento de elección para el TLP. La psicoterapia, como la terapia dialéctica conductual y la terapia psicodinámica, reduce la gravedad de los síntomas más que la atención habitual, con tamaños de efecto medios (diferencia de medias estandarizada) entre -0.60 y -0.65. No hay evidencia de que ningún medicamento psicoactivo mejore consistentemente los síntomas centrales del TLP. Para los trastornos mentales comórbidos discretos y graves, p. ej., depresión mayor, se puede prescribir farmacoterapia como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina escitalopram, sertralina o fluoxetina. Para el tratamiento a corto plazo de la crisis aguda en el TLP, que consiste en comportamiento o ideación suicida, ansiedad extrema, episodios psicóticos u otro comportamiento extremo que pueda poner en peligro a un paciente o a otros, se requiere el manejo de crisis, que puede incluir la prescripción de antipsicóticos de baja potencia (p. ej., quetiapina) o el uso no indicado en la etiqueta de antihistamínicos sedantes (p. ej., prometazina). Estos medicamentos son preferibles a las benzodiacepinas como el diazepam o el lorazepam.
Leichsenring F, Heim N, Leweke F, Spitzer C, Steinert C, Kernberg OF. Borderline Personality Disorder: A Review. JAMA. 2023 Feb 28;329(8):670-679. doi: 10.1001/jama.2023.0589. PMID: 36853245.